¿Es el ser humano agresivo por naturaleza o en cambio, tiene la agresividad un origen social o cultural?
La violencia desde el punto de vista interaccionista sería una alteración a la agresividad natural del hombre motivada tanto por factores biológicos como ambientales.
VIOLENCIA ≠ AGRESIVIDAD
La agresividad responde a un instinto humano de supervivencia, mientras que la violencia supone esa conducta agresiva motivada por elementos diversos, ambientales, psicosociales, culturales etc.
La agresión ligada a la violencia podemos verla de dos formas diferentes: instrumental es decir, causar un daño a otros para conseguir algo. O bien colérica, como reacción emocional desmesurada ante una causa determinada.
La OMS define la “violencia” como «el uso de la fuerza o el poder físico de hecho o como amenaza, contra uno mismo, otra persona o un grupo o una comunidad, que cause o tenga posibilidades de causar lesiones, muerte, daños psicológicos, trastornos del desarrollo o privaciones».
La distribución geográfica de la violencia varía: algunas personas son más vulnerables que otras. La magnitud del problema depende mucho de la edad, el sexo, la región y los ingresos.

LO RURAL VS. LO URBANO
Podemos categorizar el medio rural de múltiples formas, en función de su densidad de población menor, de su menor también nivel de población, o en función de la accesibilidad y variedad de determinados tipos de servicios tanto sociales como profesionales.
En el caso de la violencia de género y la diferencia entre el espacio rural y el espacio urbano, se observa como la dificultad para denunciar y acreditar este tipo de delitos se debe principalmente al ámbito familiar e íntimo en el que se origina o al mundo marginal en el que se desarrolla.
Otro de los obstáculos en la medición y comparación de los casos de violencia en ambos ámbitos, es la ausencia de estadísticas oficiales que arrojen datos contrastados empíricamente por categorías geográficas.
Aunque es cierto que en el ámbito urbano, el control indirecto o social tanto del maltrato como de la situación de la víctima es más exhaustivo. Mientras que en poblaciones más pequeñas los agresores se sienten menos cuestionados por su entorno, creen que los vecinos no intervendrán en lo que ocurre en su casa y pueden incluso gozar de respeto en su comunidad.
En el ámbito rural, las unidades e instituciones especializadas en violencia sobre la mujer si pueden no ser menores, cuentan con menos recursos y facilidades de intervención, sobre todo en lo que concierne a garantía de seguridad de las víctimas, de sus familias y del personal profesional que las atiende.
Estudios recientes encuentran ciertos obstáculos en la lucha contra la violencia de género en el ámbito rural (Violencia de género en los pequeños municipios del Estado español:2009). Lorente, M. C. P. (2009). Violencia de Género en los pequeños municipios del Estado español.
- La población de espacios rurales no considera delito la violencia de género. Los maltratadores a menudo no son considerados como peligrosos por lo que no se establecen las mediadas adecuadas de protección a las víctimas o los profesionales que las atienden.
- La teleasistencia pierde eficacia en estos espacios por problemas técnicos de cobertura telefónica y el relativo aislamiento geográfico desde la fuente de los servicios asistenciales.
- La privacidad en la atención a las víctimas no está completamente garantizada, así como la protección de sus datos personales que incide en la calidad de los servicios prestados.
- Las valoraciones sobre el riesgo en la protección tanto de los profesionales actuantes como de las propias víctimas es menor que en el ámbito urbano.
Aunque no es posible conocer si la prevalencia del maltrato es mayor o menor en el medio rural, si es cierto que abordar y atajar estas situaciones es mucho más complejo en aquellos espacios lejos de las grandes núcleos urbanos.
Aun así, las diferencias observadas por los investigadores entre ambos ámbitos son totales respecto a la falta de información, a la presión social y al miedo a la hora de denunciar en el ámbito rural. Así como la mayor dificultad en el caso de los pueblos para respetar las medidas judiciales, y el difícil acceso a recursos.
La variedad de configuraciones familiares y de hogar en el medio rural incide también en la eficacia de la prestación de servicios.
En el medio rural el miedo a denunciar es mayor y las inversiones para mejorar las políticas de igualdad y el acceso a los recursos son menores, de igual modo, resulta más difícil la separación entre agresores y víctimas, y las propias afectadas declaran contar con un menor apoyo familiar en núcleos pequeños.
Algunos condicionantes que acentúan las diferencias entre la violencia de género padecida en grandes ciudades y en las pequeños núcleos rurales, son:
- Mantenimiento de Estereotipos de género acentuados.
- en un mayor control social.
- Menor percepción de las características de la violencia.
- Menores posibilidades de independencia económica.
- Mayor envejecimiento de la población y prevalencia de población masculina
Existen tres factores añadidos que caracterizan el medio rural actual y que influyen de manera significativa en la problemática de la violencia de género:
- Mayor dificultad para movilidad y menores infraestructuras.
- Economía fuertemente segregada por sexos.
- Una sociedad más tradicional respecto a las relaciones de género.
Las mujeres rurales cuentan con menos oportunidades económicas y con restricciones de acceso al empleo, lo que incrementa su vulnerabilidad y motiva según la ONU la violencia de género. Hay que añadir que las campañas de sensibilización e información específicas contra la violencia de género no tienen a menudo en cuenta las peculiaridades de la población del medio rural
- Falta de formación de profesionales claves en el entorno rural –sanitario y docente– en estas materias.
- Escasa movilización entre los propios ciudadanos de campañas de sensibilización, prevención, detención y asistencia en los núcleos rurales pequeños
- Falta de alternativas que no sean telefónicas en cuanto a la atención a las víctimas, .El resto de la atenciones sociosanitarias se vincula fundamentalmente a los servicios sociales.
- Escasa medidas de fomento de la autonomía como la formación para el empleo de las mujeres.
- El alojamiento de la víctima fuera de núcleo rural habitual, incrementa su seguridad en caso de emergencia pero también supone un reto de adaptación a un nuevo entorno por un periodo normalmente largo.
La Guardia Civil suele ser el recurso más nombrado por las mujeres de los espacios ruralescuando se les pregunta a dónde acudirían si conocieran o sufrieran un caso de violencia de género.
En los Servicios Sociales del ámbito rural el acompañamiento personal a la víctima se confunde con el seguimiento del caso y no existen figuras únicas de referencia para las mujeres que son atendidas.
A menudo se prioriza la asistencia y la protección más que la recuperación, lo que fomenta la victimización y permanencia en la asistencia social y perjudica la instauración de ejemplos positivos de mejora y cambio de vida.
estas actitudes pueden incidir de forma inconsciente en la reproducción social de la violencia como estigma para las propias víctimas.
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